Hace un par de meses, el político holandés Geert Wilders, vinculado a la derecha de ese país, colgó en internet su famoso cortometraje titulado Fitna. En uno de mis últimos posts, expuse que ese corto me parecía generalizador - al no diferenciar claramente en su contenido lo que es el Islam como religión y cultura de lo que es la legítima crítica al Islamismo político, es decir, al fundamentalismo islámico. Hoy tengo el placer de volver a tratar este tema con el siguiente texto, que lleva por título "Fitna e Islam: Respuesta a Geert Wilders", y que es una colaboración conjunta con el autor del blog "El Libertario".
Fitna e Islam: respuesta a Geert Wilders.
Autores: El Libertario y BuenaPrensa.
En las últimas semanas, la aparición del corto titulado “Fitna” ha vuelto a poner sobre la mesa la polémica sobre el fanatismo la religión islámica. En el cortometraje de tan sólo 15 minutos se presenta al islam intransigente, fanático y violento como si fuese el único Islam posible, como si la única interpretación válida del Corán fuera aquella efectuada por los integristas islámicos. Esto constituye un error importante a la hora de efectuar la justificada crítica al Islamismo.La gente sensata, ya sea laica o religiosa, sea de izquierda o derecha, no debe caer en ese error. Conviene diferenciar el Islam como religión y como forma de vivir la vida y las corrientes islamistas, que defienden una visión fundamentalista, intransigente y guerrera de los textos de la tradición islámica.
Quizás ese simplismo al referirse al Islam se deba a que, en el último siglo y medio, en el mundo árabe – islámico, las corrientes que han llevado la voz cantante son las que defienden una lectura literal y fundamentalista del Quran, de la Sunna o de otros textos de la tradición islámica. Tenemos los ejemplos del Wahabismo saudí o de los primeros pensadores del Salafismo, que defendían una vuelta a la tradición islámica y a la práctica del Islam más literalista para acabar con la “herejía” (hijra) y solucionar así los problemas del mundo árabe de ese momento y recuperar su antiguo esplendor. Esos teóricos paradójicamente llamados reformistas también se oponían a las corrientes aperturistas y de modernización del Islam que defendía el movimiento de Al-Nahda, partidario de combinar las ideas de la ilustración europea con las de la tradición islámica.
Esas ideas integristas llevadas al extremo dieron como resultado el nacimiento del Islamismo (un movimiento político que se justifica en clave religiosa y pretende la creación de un Califato Islámico en las tierras del Dar Al-Islam que debe regirse según su interpretación rigorista y fundamentalista de los textos de la tradición Islámica). El punto de partida quizás lo encontremos en Egipto, en El Cairo, donde en los años treinta, tras la descomposición del Imperio Otómano, surgen los Hermanos Musulmanes de Hassan Al-Banna o de Sayyid Qutb. Posteriormente, este movimiento político, el Islamismo, se ha ido extendiendo por todo el mundo árabe – islámico y también ha sufrido muchas escisiones y reinterpretaciones. Están desde los que aspiran a islamizar la sociedad respetando el juego democrático hasta las corrientes más Yihadistas como Al-Qaeda, sin olvidar corrientes como Hamas que combinan su teoría Islamista con toques nacionalistas palestinos.
Pero no sólo existe un islamismo de corte sunní. Desde el triunfo de la revolución islámica de Jomeini en Irán (1979) también ha tenido un fuerte auge el movimiento islamista de corte Shi´i en países como Irak o Líbano, donde la organización terrorista Hezbollah (partido de Dios en árabe) es el brazo armado de los intereses de Teherán en la región. Pero hemos de tener en cuenta que esas corrientes que acabamos de señalar y que pertenecen al movimiento político fundamentalista llamado islamismo es sólo una cara del Islam. Existen muchas corrientes del Islam con un claro carácter no – violento, como por ejemplo el Sufismo, y también muchos colectivos de musulmanes observantes pacifistas y críticos con las corrientes más fundamentalistas y con el Islamismo político. Por eso no debemos generalizar, al igual que no existe sólo una manera de vivir el judaísmo o el Cristianismo ni de interpretar sus textos, pues igual ocurre con el Islam.
En resumen, es necesario no generalizar. Respetar al Islam como religión y a sus símbolos y criticar a las fundamentalistas, retrógradas y violentas corrientes islamistas. A ver si los Geerts Wilders del futuro toman nota.
1 comentario:
El único Islam es el que está en el Corán, aquel que respeta otras religiones apropiándose de sus símbolos y cambiándoles el significado:
005.116 Y cuando dijo Allah: ¡Oh, Jesús hijo de María! ¿Eres tú quien ha dicho a los hombres: Tomadnos a mí y a mi madre como divinidades en vez de Allah? Dijo: ¡Glorificado seas! No me corresponde decir algo sobre lo que no tengo derecho.
El único Islam que existe es el que promueve la tolerancia y el diálogo interconfesional:
002.51 ¡Oh, creyentes! No toméis a los judíos ni a los cristianos por aliados. Ellos son aliados unos de otros. Y quien de vosotros se alíe con ellos será uno de ellos. Allah no guía a los inicuos.
No hay compulsión en la religión. El verdadero Islam es tolerante, compasivo, y protege la libertad de culto:
009.29. Combatid a quienes no creen en Allah ni en el Día del Juicio, no respetan lo que Allah y Su Mensajero han vedado y no siguen la verdadera religión [el Islam] de entre la Gente del Libro [judíos y cristianos], a menos que éstos acepten pagar un impuesto [por el cual se les permita vivir bajo la protección del estado islámico conservando su religión] con sumisión.
El verdadero Islam respeta otras creencias:
009.30. Algunos judíos dicen: ‘Uzeir es el hijo de Allah, y los cristianos dicen: el Mesías es el hijo de Allah. Éstas son sólo palabras [sin fundamento] que salen de sus bocas, asemejándose por ello a los incrédulos que les precedieron. ¡Que Allah los maldiga! ¡Cómo se desvían!
El verdadero Islam no justifica el terrorismo:
008.60. Y preparad contra los incrédulos cuanto podáis de fuerzas [de combate] y caballería, para que así amedrentéis a los enemigos de Allah que también son los vuestros, y a otros enemigos que [os atacarán en el futuro y] no los conocéis, pero Allah bien los conoce.
Los musulmanes no admiran a Hitler, sólo estudian Mein Kampf para no cometer los mismos errores que él.
El verdadero Islam es pacífico y no tiene nada que ver con la matanza de judíos en Badr, las guerras de la apostasía en Arabia; la conquista de Siria, Palestina, Egipto, Africa, Magreb, Persia, India, Asia Menor, Indonesia, España, Grecia, Serbia, Albania, Romania, Bulgaria, Chipre, Creta, Rodas; el saqueo de la Basílica de San Pedro en Roma, las excursiones piratas por toda Europa, la masacre de judíos en Granada, el constante asedio y posterior caida de Constantinopla, el rapto y comercio de esclavos europeos y africanos.
El radicalismo islámico es un fenómeno de tiempos modernos que apareció después que las potencias occidentales, que apoyaron movimientos nacionalistas árabes que buscaban independizarse del Imperio Turco Otomano, empezaron a corromper la moderna y progresista cultura Islámica con decadentes costumbres occidentales como la democracia, el laicismo, el cobro de interés, la industrialización, la salvaje música jazz o la indecente mezcla de sexos.
Así es, todo ha sido culpa de Occidente por incentivar con tolerancia, relativismo moral, autocensura, complejo de culpa autoinflingido, acción afirmativa o racismo positivo, privilegios, asilo, ayuda económica y humanitaria, los comportamientos radicales como la jihad islámica.
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