miércoles, abril 23, 2008

Hamas: dispuesto a sacrificar a sus hermanos

Les dejo este excelente artículo de Mario Wainstein, quien ya es un clásico autor citado en este blog. Para quien no lo conoce, Mario Wainstein es un periodista argentino, de tendencia progresista, residente en Israel hace mas de 30 años. Jefe de Redacción del diario AURORA. Co-fundador del Movimiento Shalom Ajshav (Paz Ahora) y activo militante por el dialogo palestino-israelí. El movimiento Shalom Ajshav, hizo movilizaciones multitudinarias en los años 90, y llego a movilizar a 1 millón de adherentes.
Otros artículos de Wainstein publicados en este blog fueron "Cuando un sueño se hace añicos" y "Como si la cola moviera al perro".
Sin más preambulos, el nuevo texto de Mario.


Dispuestos a sacrificar a sus hermanos
por Mario Wainstein, 18 de Abril de 2008

Igual que el parricida que pide piedad al tribunal que lo juzga, porque después de todo es un pobre huérfano, Hamás se apresta a mostrar al mundo la imposibilidad de seguir viviendo en las crueles condiciones impuestas por Israel, sin combustible que genere electricidad. Es el mismo Hamás que días antes llevó a cabo el frustrado atentado en Najal Oz, precisamente en el paso a través del cual Israel suministra el combustible.

Israel viene suministrando combustible y otros elementos de primera necesidad en la medida justa y necesaria para evitar un desastre humanitario, por un lado, y una vida normal por el otro. Desde hace un tiempo, el Gobierno de Hamás ha dejado de utilizar la mayor parte del combustible suministrado, y ese suministro se interrumpió además después del atentado.
Hamás busca precisamente la reacción israelí que no llega: la interrupción total del suministro. Israel lo ha renovado, después de una breve interrupción, a razón de 2,2 millones de litros de mazut semanales, suficiente para generar electricidad a la Franja de Gaza.
Hamás busca afanosamente una crisis como la que ya provocó hace un tiempo y que llevó al desborde fronterizo con Egipto. Para ello necesita enardecer los ánimos, y las privaciones son el mejor medio para lograrlo. El Gobierno de Gaza lo necesita para obtener un mínimo de logros, en un momento en el cual ni siquiera los países árabes le dan legitimidad, la Unión Europea no ha cedido a las presiones y sigue también en la postura del boicot mientras no acepte las condiciones que se le exigen, y ni siquiera las negociaciones por el secuestrado soldado Guilad Shalit parecen llegar a un logro significativo a corto plazo.
Los países árabes parecen haber llegado al límite de lo que están dispuestos a soportar, porque son sus propios regímenes los que comienzan a estar en peligro. Un claro ejemplo de ello se vio en la reciente cumbre de Damasco, a la cual estuvo invitado Mahmud Abás, en tanto que por parte de Hamás no lo estuvo ni siquiera Jaled Mashal aunque sea a título de espectador.
Las relaciones con Egipto, que son claves para quien gobierna en Gaza, pasan por el peor de sus momentos. Los desmanes y las manifestaciones violentas en El Cairo no están del todo desconectados de la influencia de Hamás y de las manifestaciones de cuando se violentó la frontera con Rafíah. Egipto ha aclarado que el horno no está para bollos y que sus tropas tienen orden explícita de abrir fuego si se produce ahora un intento similar.
Israel, por su parte, entiende que no hay que ser más papista que el Papa, y en su caso además está muy claro que habrá de impedir el ingreso de palestinos a través de su frontera a cualquier precio, porque se trata literalmente de una cuestión de vida o muerte. ¿A qué frontera quiere Hamás llevar a los desdichados habitantes de Gaza? ¿A cuántos de ellos estará dispuesto a sacrificar para tratar de salvar su prestigio?
La lección de democracia
La visita de la ministra de Exteriores, Tzipi Livni, a la Convención en Doha, debe inscribirse también en el contexto citado más arriba. Es verdad que habrá quienes digan que no se deben hacer esfuerzos para lograr la paz con Qatar y los Emiratos, porque "la paz se hace con los enemigos'', pero no es menos cierto que incluso esos países "amistosos'' no suelen acudir a la carrera para invitar a personalidades israelíes y, cuando lo hacen, no suelen prestarse con tanta facilidad a encuentros a la luz de las cámaras y en todo caso, no en secreto.
En esa convención tuvo lugar un suceso que bien puede constituir una lección doble: de democracia por un lado, y de descaro por el otro. La anécdota tuvo como protagonistas a la Livni y al diputado árabe israelí Ahmed Tibi.
En una observación a la canciller durante su disertación, Tibi dijo que "Israel no es una auténtica democracia, sino un estado que practica una política de apartheid''. Se trata de una acusación que formuló hace más de veinte años el filósofo judío e israelí Yeshaiahu Leibovich, quien fustigaba de esa manera a la ciudadanía de su país con las provocaciones que lo caracterizaban. Dichas por un israelí a la propia ciudadanía, las palabras eran graves y polémicas. Pronunciadas por Tibi ante una audiencia de representantes de regímenes de países árabes, eran cómicas.
Livni, como no podía ser de otra manera, se comportó como un tenista a quien le dejan la pelota alta al lado de la red y remató sin piedad: "El simple hecho que en este recinto se encuentre un miembro del Parlamento israelí, en realidad su vicepresidente, y hable como lo ha hecho, es una clara demostración de que somos una democracia''.
Seguro que entre los presentes más de uno debe haber mirado a Tibi diciéndose a sí mismo: ¡Qué descarado!

Por las buenas, sin prohibir
Si me preguntaran y me dieran a elegir, preferiría que las panaderías de Israel cerraran durante Pesaj y que en todos los lugares públicos se viera matzá y no jametz. Creo que forma parte del común denominador nacional judío. El problema es que lo quieren imponer por la fuerza y hasta uno se subleva.
Tiene razón el diputado Zevulún Orlev cuando compara la venta libre de pan en Pesaj a quienes no guarden el minuto de silencio en el día recordatorio de la Shoá o de los caídos en defensa del país. En ambos casos se ofende a un tercero y se viola un código de conducta que suponemos colectivo.
Pero también él debería aceptar que no hay una ley que obligue a nadie a respetar el minuto de silencio, pese a lo cual, o quizás precisamente gracias a lo cual, casi la totalidad de la ciudadanía lo respeta. No hay una ley que prohíba viajar en Yom Kipur en un vehículo privado, y sin embargo todos evitan hacerlo. No hay ley que obligue a un judío israelí a practicar la circuncisión de su hijo, pese a lo cual casi la totalidad de la población judía lo hace. No hay una ley que impone el festejo del bar mitzvá, y sin embargo casi todos los chicos lo festejan a los trece años.
La mejor manera de lograr que cada vez más gente se atreva a desafiar las costumbres y tradiciones judías, es tratar de imponerlas por la fuerza, como se hizo con los casamientos. De no mediar esa estúpida ley que obliga a una pareja de judíos a contraer matrimonio a través del Rabinato, casi nadie renunciaría a formar parte de una tradición milenaria, rica, enriquecedora y hermosa. Del momento en que se vuelve obligatorio, cada vez más parejas buscan y encuentran alternativas, como para diferenciar claramente entre "ellos'' y "nosotros''.
Alguien tiene que detenerlos en su afán legislador, porque van a terminar haciendo odiar al judaísmo a generaciones enteras de jóvenes israelíes, que de otra manera podrían respetarlo e incluso quererlo bastante.

martes, abril 08, 2008

Islam versus Islamismo

Hace más de un año y medio se iniciaba este blog. Desde sus inicios he aprovechado este espacio para decir y escuchar muchas cosas. Pero si algo he enfatizado (y al parecer nunca es suficiente) es que una cosa es el Islam y otra cosa muy distinta es el Islamismo, el Fundamentalismo Islámico y el Terrorismo. Muchos de estos temas están bajo la Etiqueta de Mundo Islámico. Recuerdo uno de los primeros posts al respecto, titulado "Interpretaciones del Islam", a menos de un mes de creado el blog. O el post de diciembre del 2006 titulado "¿Que es un musulman moderado?", extraído del website Center for Islamic Pluralism, lo que dió origen a toda una sección links de este blog titulada "Otro Islam es Posible" y a la cual por suerte día a día se van añadiendo nuevos links.

Digo todo esto porque me molesta de sobremanera las generalizaciones que en ocasiones se hacen sobre el Islam. Muchas veces, en aras de combatir el Islamismo (la versión fanática, fundamentalista y terrorista del Islam) se termina condenando a toda una religión. Eso está mal. Hay que saber discriminar (en el buen sentido del término) entre Islam e Islamismo, entre religión y fundamentalismo religioso. Así como no todos los judíos son Neturei Karta ni tampoco son Kach, Meir Kahane o Baruch Goldstein, no todos los católicos creen que los judíos son deicidas, y no todos los musulmanes son fundamentalistas o terroristas. Parece una idiotez que tenga que decir estas cosas básicas a esta altura de la vida, pero a veces es necesario ser redundante.

Y este post viene a colación del estreno de la película Fitna, de la cual (debo aclarar) sólo vi el trailer y no me ha gustado nada. Ya lo he enfatizado en posts de blogs amigos que le han dedicado un espacio a esta película. En los comentarios de ese post yo decía:

"Hay que distinguir entre Islam e Islamismo. No son lo mismo! Creo que el trailer no refleja bien esta distinción básica e importante. El Islamismo es condenable: quiere imponer en todo el mundo la religión del Islam desde una lectura literal y fundamentalista. De más está decir que muchos musulmanes se oponen al Islamismo, y que la principal victima del Islamismo son los principales musulmanes que mueren en atentados terroristas-islamistas. El Islam, por otra parte, es una religión como el resto. Seguramente hay (muchos) pasajes del Coran que son condenables. El tema es que cosa se enfatiza. Pasajes similares puden llegar a encontrarse en la Biblia o la Torah. De hecho en la Inquisición la Iglesia asesinaba con la excusa de la religión… Por ende repito: hay que distinguir entre Islam e Islamismo."

La distinción básica que planteo entre Islam e Islamismo no está explicitada en Fitna (al menos no en el trailer, y no parece tampoco ser el enfoque del documental), pero si lo está en videos como “Obsession: Radical Islam War Against West”, donde al principio se dice que este video es sobre el Islam Radical, y no sobre el Islam, y que habla sobre los Musulmanes Radicales y no sobre todos los musulmanes.

Y para no quedarme sólo en palabras, les dejo este video que me he encontrado, el cual el Sheikh Hisham Kabbani habla sobre el fundamentalismo islámico wahabita. Ya en 1999 alertó a las autoridades norteamericanas sobre el wahabismo y sobre Osama Bin Laden.
El video pueden verlo aquí. A su vez se incorpora un nuevo link a la sección "Otro Islam es Posible", con el webiste de "Islam vs. Islamists: voices from the Muslim Center"

Saludos y paz!
Buena Prensa, Buen Mundo!

jueves, abril 03, 2008

Etnocentrismo, por Fernando Savater

Me he topado con este excelente artículo de Fernando Savater. En otras ocasiones he hablado sobre el etnocentrismo y el relativismo cultural. En esta ocasión, el que habla es Savater.

Buena Prensa, Buen Mundo!

¿Etnocentrismo?
por Fernando Savater

A un corresponsal que le ponderaba las supuestas virtudes de la Iglesia católica, contestó Spinoza con discreto sarcasmo: "El orden de la Iglesia romana, que usted elogia tanto, es, lo confieso, político y lucrativo para muchos; y no creería que hubiera otro más conveniente para engañar al pueblo y constreñir el ánimo de los hombres si no existiera el orden de la Iglesia mahometana, que la aventaja muchísimo". La verdad de este aserto la estamos comprobando últimamente hasta la saciedad, a costa del osado Salman Rushdie y de los desdichados llamados a alcanzar el paraíso de los creyentes por vía rápida a base de manifestarse contra él en países policialmente expeditivos. Con sobrada razón se ha dicho que todas las religiones son deliciosas en su poesía y siniestras en su política: habría que añadir que la mayoría de sus partidarios se exalta más con la segunda que con la primera. Por eso es peor el islam que es cristianismo, porque su voluntad de organizar el lado político de la existencia es más directamente intrínseco a su doctrina. Tanto la Biblia como el Corán están llenos de abominaciones políticas y salpicados de rasgos de humanidad generosa; lo que ocurre es que su uso gubernativo se decanta por las primeras, y el Corán tiene desde siempre más vocación de código civil que la Biblia, al menos en su uso cristiano (la ortodoxia hebrea no es mejor que la musulmana). De todas formas, no hay que llamarse a engaño. Los bienintencionados católicos que se niegan a que su intolerancia en casos como La última tentación de Cristo sea comparada con la de Jomeini deberían ser más capaces de contrición. Han hecho todo lo que estaba en su mano (incendio del cine Saint-Michel incluido), y si no han llegado más lejos es sencillamente porque su peso político es actualmente por fortuna menor de lo que fue. Lo único que ha humanizado a la Iglesia católica es la pérdida de poder terrenal y el creciente escepticismo práctico, incluso en quienes se dicen genéricamente creyentes. A los albigenses, por ejemplo, la condena de Rushidie por Jomeini no les habría sonado a nueva: "Matadlos a todos; Dios reconocerá a los suyos", tal fue el dictamen del legado pontificio, y seguiría siéndolo si muchos librepensadores no se hubieran jugado el pellejo en estos últimos siglos enfrentándose a la barbarie bautizada. Cuando la historia no le deja a uno ser gran inquisidor, renunciar a serlo tiene menos mérito. Por lo demás, es significativa la cautela del Vaticano ante la jomeinada: se diría que siente nostalgia por las hogueras perdidas y las envidia en otras teocracias más efectivas, por lo que no se atreve a condenarlas abiertamente. Unos y otros hablan del "derecho a sentirse ofendidos por la blasfemía". Pues bien, que se sienten tan ofendidos como quieran, pero que practiquen la caridad y la resignación, que para eso su reino no es de este mundo. Y a los fundamentalistas de la cruz o de la media luna que piensen de otro modo, los laicos tenemos que estar dispuestas a sacarlos prácticamente de su error. Sin embargo, la cosa no es fácil, porque también nuestras democracias occidentales son culpables, tanto de autosuficiencia como de remordimiento. En cuanto a la primera, bueno sería que repasásemos nuestra práctica de la libertad de expresión a fondo, porque quizá es menos sanguinaria en ciertos casos que la de los fundamentalistas islámicos, pero no menos intransigente. No me refiero a los dogmas tradicionales, sino a los nuevos, a las blasfemias de nuestro tiempo, que como tales son perseguidas y prohibidas: por ejemplo, el trato judicial dado en Francia a los historiadores revisionistas, empeñados en negar la existencia de las cámaras de gas nazis. Es obvio que tal opinión ofende a muchos, pero no otro es el argumento inquisitorial de Jomeini. En un país libre, toda opinión que no entrañe una incitación a la violencia o a la discriminación anticonstitucional puede ser refutada, parodiada, ridiculizada, etcétera, pero nunca prohibida ni perseguida. Y cuanlo menos acorde sea con nuestra idea de lo verdadero o lo decente, más deberíamos esforzarnos por tolerarla (Nota BP: estoy de acuerdo con el principio, pero no estoy de acuerdo con la práctica. En ninguna democracia se tolera la publicidad engañosa, por más que un consumidor informado pueda llegar a develar la verdad. Del mismo modo, la Negación del Holocausto es publicidad engañosa, y no debería permitirse. No constituye una opinión, sino una mentira y engaño). También puede poner en cuestión la autosuficiencia occidental no ya la existencia de creencias irracionales, sino cierto uso irracional de las basadas en razón. Por ejemplo, la conversión de la salud cínica en un sucedáneo de la salvación religiosa, con la consimiente transformación de los médicos en un nuevo Santo Oficio. Ello explica, por ejemplo, la oposición de determinados representantes del obispado médico ante la sensatísima propuesta del Comité Permanente de Médicos de la Comunidad Europea para que los problemas de bioética sean resueltos por representantes de todas las partes implicadas en el sector sanitario, sin exclusión, desde luego, de los propios enfermos. ¡Restringir las competencias de los colegios médicos e imponer la participación de otros sectores sociales en la definición de la llamada salud, hasta tal herejía podíamos llegar!
Por otro lado, el remordimiento y una desconcertada mala conciencia se mezclan a esta autocomplacencia. Las demasiado recientes culpas coloniales lanzan sombras sobre los valores occidentales europeos, o más bien sobre su defensa sin complejos. El pecado horrible de etnocentrismo asusta más a las bellas almas que el relativismo, en el que todo vale y nada se puede objetar al tiranuelo tercermundista (¡les hicimos sufrir tanto!) o al ritual bárbaro (ellos tienen sus tradiciones, tan respetables como las nuestras). Protectores de minusválidos políticos terminan Incluso por elogiar cualquier aberración teocrática con tal de que tenga claro el cuño antioccidental, que no puede ser sino progresista por dogma: caso de Jean Ziegler, sin ir más lejos, ese suizo del Parlamento Europeo inventor de un reloj de cuco ideológico en el cual no sale un pajarito, sino Franz Fanon. El caso de Etiopía, el de Irak y otros demuestran hasta qué punto esta doctrina ha servido para que los países ex colonialistas hayan provocado con su tolerancia más crímenes que con su imperio. Como bien señala Maxime Rodinson en su muy oportunamente editado La fascinación del islam, "los efectos obtenidos por el terror intelectual y el seguidismo militante sirven con más frecuencia a la causa de los intelectuales y burócratas del Tercer Mundo, capa privilegiada, que a las masas de las que pretenden hacerse portavoces". Esa tolerancia, por otra parte, se apoya también en que los intereses económicos de las potencias democráticas han aprendido muy bien a prosperar con las autocracias, sean del signo ideológico que fueren.
Ante el caso Rushdie no falta quien señala que vemos la viga en el ojo ajeno y no la paja en el propio, dado que precisamente no faltan crímenes y abusos en los Estados que se declaran defensores de los derechos humanos. Incluso se compara el acoso del escritor anglo-indio con la sutil represión occidental: ¿acaso Bernhard no recibió también el paraguazo de una señora en las calles de Viena, quizá cuando se dirigía hacia el ensayo de tina de sus admirables piezas teatrales subvencionadas por el Estado al que magistralmente insultaba? Creo que se confunde lo que es malo en su principio mismo con lo que es malo en su forma de aplicar se, el abuso de los valores con los valores del abuso. Decir que todo hombre tiene derecho a la libertad de expresión y luego condenar de hecho a muchos al analfabetismo es una hipocresía en la aplicación de un valor, que lleva su contradicción crítica en sí misma: por eso podemos denunciarla a partir de sí misma. Afirmar que el blasfemo debe sufrir pena de muerte es una monstruosidad valorativa que debe ser condenada y combatida desde valores menos bárbaros. A fin de cuentas se trata de defender unos valores centrados en la individualidad -que no ha de ser forzosamente insolidaria- contra unos basados en un tipo de solidaridad inventada a partir de la anulación organicista de la individualidad. Por cierto, que tales valores democráticos (de cuya superioridad razonable no tengo la debilidad intelectual o política de dudar) surgieron en una parte del mundo determinada y gracias a determinado desarrollo económico por el que muchos sufrieron y aún sufren: pero lo que les debemos a quienes han padecido su ausencia o su aplicación abusiva es el privilegio de ese valor, no la concesión resignada a la barbarie. Salman Rushdie es un buen ejemplo de ello: crítico del racismo y del imperialismo occidentales, del acoso estadounidense a Nicaragua no menos que de los abusos sandinistas, y por supuesto de las extravagancias ideológicas de ese islam que él conoce muy bien, defiende la individualidad irónica e insumisa que la historia contemporánea regatea a tantos de su raza y de su origen. ¡Ojalá los Salman Rushdie no tuvieran que vivir en Europa y pudieran hacerlo en sus países de origen! Ya sé que hay antietnocentristas cuya preocupación es que los fundamentalistas islámicos puedan vivir sin problemas en Inglaterra. Como etnocentrista absolutamente desacomplejado, mi preocupación es que los Rushdie puedan vivir y blasfemar libremente fuera de Inglaterra. Es mi forma de oponerme a las secuelas del colonialismo. Y, ya que empezamos con él, acabemos también con Spinoza: "Las leyes que conciernen las opiniones no amenazan a los criminales, sino a los hombres de carácter independiente".
 
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