miércoles, enero 31, 2007

Izquierda Antisionista y Comunismo Israelí

En esta ocasión me permito mostrarles una perlita, un hallazgo casual en la red. Una entrevista con un dirigente del Partido Comunista Israelí (PCI). La entrevista completa la pueden ver aquí.
Mas allá del disenso o consenso ideológico que uno pueda taner con el comunismo como doctrina, o el disenso/consenso táctico-político que uno pueda tener con las agrupaciones y partidos que se reinvindican como comunistas, es interesante ver la enorme diferencia qu existe entre el discurso del Partido Comunista Israelí (PCI) y el discurso de muchos otros sectores de izquierda del mundo.
En parte de la entrevista a Efraim Davidi (miembro de la dirección del Partido Comunista Israelí), entre otras cosas menciona:

"Hay, lamentablemente, una fuerte demonización de todo el conjunto del Estado de Israel, sin distingos. Todo lo que muchos saben sobre materialismo histórico, materialismo dialéctico y lucha de clases parecería que no pueden aplicarlo para Israel, como si fuera de otro planeta. La condena a Israel en bloque, incluyendo a quienes luchamos contra el gobierno asesino de Sharon, es una condena reaccionaria. Los que llaman a la destrucción de Israel con lenguaje oportunista de izquierda, son antisemitas o agentes encubiertos de la derecha. Nosotros estamos por la autodeterminación de los pueblos. Eso vale para los palestinos, pero también para los israelíes. El pueblo de Israel existe: hay lucha de clases, sectores obreros antiburocráticos y fuerzas importantes de izquierda. Es una sociedad capitalista como cualquier otra, con explotadores y explotados. No es más creación del imperialismo que, por ejemplo, Panamá o Jordania, pero a nadie, salvo que estuviera loco, se le ocurriría decir hoy que esos dos países creados para satisfacer necesidades imperiales deben desaparecer. Nosotros no necesitamos que la izquierda mundial pida nuestra destrucción."

Interesantes palabras que provienen de un comunista de larga data, ¿no? Pues quizás estos muchachos de Rodolfo Walsh debieran escucharlo.

Pero sigamos con lo que dice Efraim Davidi:

"Nos oponemos al racismo de la derecha israelí, pero también rechazamos el antisemitismo clásico aun si viene de sectores presuntamente de izquierda"

Al respecto no puedo estar mas de acuerdo, como ya lo traté en algún que otro post. Creo que el link que dejé de RodolfoWalsh.org es bastante ilustrativo de este antijudaísmo de izquierda, ya que entre otras cosas menciona:

"¿Existe Israel? No, no existe el estado de Israel. O, más exactamente, lo que se suele creer que existe y que es un estado y que se llamaría el de `Israel’, eso no existe más que en la imaginación... [] ...Sí, hay una entidad detrás de eso, una entidad con personalidad colectiva difusa que posee un cierto grado de existencia y que constituye la sustancia que da corporeidad al mito del estado de Israel. Como no existe el estado de Israel, tampoco existe todavía un pueblo israelí, o de Israel... [] ...Si el pueblo israelí todavía no existe, no hay nada que sea el pueblo judío (o, si se quiere, pueblo hebreo o pueblo israelita). Hubo un pueblo hebreo en una remota antigüedad, aunque las noticias sobre esa tribu son más legendarias que históricas..."

Dejando de lado la disgresión respecto a la página de RodolfoWalsh.org, volvamos con extractos de la entrevista a Efraim Davidi, que menciona cual es la solución a este conflicto para el comunismo israelí:

"La única salida son dos estados verdaderamente soberanos, que se reconozcan mutuamente"

Esto contrasta bastante con los reclamos de la izquierda mundial de un Estado Palestino Laico y Socialista, o de un Estado Binacional. Pero veamos mejor algunos links de websites de izquierda.

En este texto titulado "Si, Israel debe desaparecer", se llama a la destrucción del Estado de Israel y la suplantación por un Estado Palestino, se cita a Mahmoud Ahmenidejad y se usan los adjetivos mas comunes que anteriormente se utilizaban para calificar a los judíos en general, y que hoy se aplica a los sionistas en general.

O pueden encontrar interesante este otro texto, esta vez del Partido Obrero (Argentina), donde se menciona una discusión en una charla-debate en los siguientes términos:

"uno de ellos [de los asistentes] tomó la palabra para desplegar el arsenal argumental típico de la propaganda israelí: “El derecho a la existencia del Estado de Israel”, “el Estado teocrático de Irán”, “la democracia israelí”, “el fundamentalismo islámico”, etc... [] ...Como respuesta al planteo, algunos panelistas señalaron que de ningún modo se pretendía negarle a Israel su “derecho a existir” y, menos que menos, sus palabras debían interpretarse como un apoyo al gran demonio del momento, el presidente iraní, que según la falaz propaganda occidental habría declarado que desea “borrar del mapa a Israel” y “negado el holocausto”... [] ...El profesor Rieznik... [] ...salió elegantemente del paso reivindicando en forma abstracta el “universalismo socialista” y el histórico rechazo del marxismo a los Estados nacionales, “se este israelí, argentino, uruguayo o cualquier otro”
[Nota de BP: sería interesante que el Partido Obrero salga a las calles a protestar con la consigna "Por la destrucción del falso Estado Genocida y Artificial de Argentina. Si quieren combatir los nacionalismos, perfecto, haganlo con todos los nacionalismos: no solamente con el nacionalismo judío, es decir, el Sionismo]. Naturalmente, la respuesta concitó el apoyo unánime de los asistentes, en especial del que había formulado el planteo pro Estado de Israelí momentos antes... [] ...El problema de fondo que campea cada vez que se discute el tema del “antisemitismo” y de la cuestión judía en general es, en efecto, el “derecho a la existencia del Estado de Israel”. No seré original al señalar que los socialistas, y buena parte de las organizaciones combatientes de la resistencia islámica, rechazaron siempre tal “derecho”."

Volviendo a la entrevista con Efraim Davidi, aquí el dirigente comunista nos cuenta con que sectores palestinos tienen tratos y con que sectores no tienen relaciones:

"En cuanto a eso de que no hay con quien hablar, viejo pretexto de la derecha israelí para no avanzar en las negociaciones, quiero subrayar que nosotros sí mantenemos relaciones con todas las fuerzas palestinas laicas, inclusive el Frente Popular para la Liberación de Palestina que lidera Hawatmeh... [] ...En cambio no mantenemos ningún contacto con los grupos confesionales, como el Hamas o la Yihad Islámica, ni con nadie que mantenga como objetivo la muerte de civiles inocentes."

Bueno, he aquí lo irónico de la entrevista. En primer lugar, deja entrever que el PCI no mantiene relaciones con grupos confesionales, con lo cual no tienen contacto ni dialogan con Hamás ni con Al-Fatah, las dos agrupaciones mas importantes de la vereda palestina. Tampoco dialogan con Yihad Islámica, otra agrupación de menor importancia. Solo mantienen relaciones con "agrupaciones laicas", es decir, con casi ninguna agrupación palestina, ya que la mayoría son islámicas, ya sean muy fundamentalistas como Hamás o (simplemente) fundamentalistas como Al-Fatah (con sus Brigadas de Martires de Al-Aqsa).

Peor aún, reconocen que mantienen relaciones con el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), grupo que si bien es de izquierda, sí a cometido muchisimos actos terroristas contra civiles.

Digo que resulta irónico porque pese a que argumenta que "eso de que no hay con quien hablar es un viejo pretexto de la derecha israelí", parece confirmarlo al comentar que el PCI no dialoga con Hamás ni con Al-Fatah...

Sin embargo sería interesante que los lideres de izquierda del resto del mundo comprendan que los grupos confesionales NO son aliados de la izquierda, y que simplemente usan a la izquierda como un apoyo político en una guerra que en vez de ser "revolucionaria" como fueron las proclamas de los sectores de izquierda en alguna época, es una guerra "involucionaria", en el sentido que involuciona, retrocede. No pretende "superar al capitalismo", sino "volver al feudalismo medieval", pero con "lenguaje de izquierda".

He aquí otra entrevista a otro lider del PCI, el docente Pedro Goldfarb, quien entre otras cosas menciona:

"En estos últimos tiempos, con la situación generada por los problemas con el pueblo palestino y la invasión al sur del Líbano, veo que en la Argentina hay un proceso de demonización del Estado de Israel, pero ciertas partes del Estado se siguen manejando en forma democrática, en lo que hace a la educación. Soy totalmente independiente de hacer lo que desee, y mis clases son dadas de tal forma de hacer pensar a los alumnos, que traten de fomentar dentro de sus cabezas un aspecto crítico de la situación... [] ...mi mensaje es ver la situación de una manera distinta, ya que la base que uso es hablar de la solución posible al conflicto que atañe hoy a Medio Oriente sobre la base del respeto a la soberanía de todos los pueblos bajo el lema de "Dos Estados independientes y soberanos para dos pueblos",
y hablando de Jerusalén Oriental como capital del Estado Palestino y Jerusalén Occidental como capital del Estado de Israel. Además, bajo ningún punto de vista escondo mi ideología política, todos saben que soy miembro del PCI y que en las últimas elecciones fui candidato a parlamentario."

Pues bien, espero que la gente de izquierda antisionista (es decir, la gente que niega el derecho del Estado de Israel a existir) que lea esto reflexione un poco, nada más.

Saludos,
Buena Prensa, Buen Mundo!

domingo, enero 28, 2007

Discurso de Izquierda

Es que hay veces que la izquierda se parece tanto a la derecha, que uno realmente no encuentra diferencias. Aquí les dejo el texto de un partido neonazi argentino. Noten como usa exactamente el mismo lenguaje y los mismos calificativos que la mayoría de la izquierda antisionista.

Saludos, Buena Prensa y Buen Mundo!
pd: agradecimiento a ElComandandante por la insipiración para este post.

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Nuestro Repudio a la Israel Genocida

El Consejo Directivo Nacional del Partido Nuevo Triunfo (PNT), desea hacer público su repudio absoluto al accionar criminal que viene desarrollando desde hace días el ejército y la aviación israelíes sobre los pueblos de Palestina y el Líbano.

Nadie debe sorprenderse de esta nueva embestida del régimen sionista, que es totalmente coherente con la política colonialista y genocida que aplicó desde 1948, año de la fundación del denominado "estado de Israel".

Tal como está explicitado en el mismo Programa de Gobierno del PNT y en innumerables documentos y manifestaciones de sus principales dirigentes, nuestro movimiento reafirma, una vez más, su apoyo activo a la lucha de Palestina por su definitiva Independencia y su solidaridad con la heroica resistencia árabe e islámica al imperialismo sionista y anglosajón en todo Medio Oriente.

También volvemos a señalar, por considerarlo un caso de usurpación colonialista sobre una tierra ajena -que en nada se diferencia de situaciones como la usurpación británica sobre Malvinas y Gibraltar-, que el Partido Nuevo Triunfo no reconoce la existencia de la entidad sionista, autodenominada "Israel". Desde la misma creación de nuestro Partido, somos firmes sostenedores de la ruptura de relaciones con ese engendro faccioso, y hemos denunciado en forma permanente la escandalosa injerencia que los voceros y representantes de "Israel" tienen y han tenido desde hace décadas en nuestro país, llegando a manejar como títeres a presidentes, jueces y funcionarios políticos.

Lamentablemente, los hechos vuelven a darle la razón a nuestro movimiento y a la histórica posición que siempre ha levantado el patriotismo nacionalista. Nos parece auspicioso el tardío pero positivo despertar de otros sectores políticos, hasta hace poco aliados del sionismo internacional, que hoy parecen comprender la verdadera naturaleza del enemigo de los pueblos libres.

Si hubiera un gobierno auténticamente soberano en Argentina, llamaríamos a nuestros mandatarios a la ruptura de relaciones con "Israel" y a la expulsión inmediata de su insolente embajador. Pero sabemos que los acuerdos celebrados esta semana por Kirchner con el Congreso Mundial del sionismo, disimulados con algun floreo verbal para los medios adictos, hace impensable esta posibilidad.

El Partido Nuevo Triunfo, que aún soporta una injusta y arbitraria proscripción electoral por su insobornable determinación de luchar en defensa de la Patria, saluda el valor extraordinario de los combatientes del Líbano y de Palestina, se une al dolor de sus pueblos, y espera que muy pronto los enemigos de la humanidad y sus aliados reciban el condigno castigo por tanta sangre inocente.
Buenos Aires, 20 de julio de 2006.
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lunes, enero 15, 2007

Preguntas y Respuestas

He aquí un ejemplo de una discusión respetuosa sobre el conflicto Arabe-Israelí.
Subo ambos textos porque, además de ser muy interesantes, creo que se ve reflejada la esencia de lo que desde este blog se intenta hacer. Dialogar.

Buena Prensa, Buen Mundo!
Texto1: Dudas sobre Israel, por Felipe Gimenez Perez
Texto2: La verdadera pregunta y sus respuestas, por Gustavo Perednik en respuesta al texto1
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Dudas sobre Israel
Felipe Giménez Pérez
Se formulan unas cuantas dudas a las observacionesde Gustavo D. Perednik sobre el presunto antisemitismo europeo
En España el profesor de filosofía Gabriel Albiac defiende a machamartillo la causa del Estado de Israel en sus columnas de El Mundo y en Libertad Digital. Todos conocemos sus afirmaciones en defensa de Israel y sus ataques al antisemitismo europeo y de una cierta izquierda que apoya siempre a la OLP.
Ciertamente, sus argumentos son muy convincentes, pero cuando uno lee un poco de historia contemporánea del siglo XX las cosas no parecen ser así de claras como Albiac defiende.
Quisiera plantear unas cuantas dudas a las observaciones que nuestro colaborador de Israel, D. Gustavo D. Perednik ha formulado a propósito del presunto antisemitismo europeo y por consiguiente de la simpatía europea hacia el Islam y hacia Arafat como gran terrorista y hacia los palestinos como empecinados tercamente en destruir el Estado de Israel.
Ciertamente, me inclino a pensar que Arafat en Camp David rechazó las ofertas de Israel que eran razonables y justas y ahí se vio que sus objetivos no son formar un Estado palestino yuxtapuesto al Estado de Israel sino eliminar el Estado de Israel y establecer sobre sus ruinas el Estado Palestino con el que sueña desde hace tantos años. Ello supondría volver a antes de 1948. Creo que no hay punto de retorno. Eso debiera quedar claro para los palestinos o para los árabes en general. De todos modos quisiera hacer ahora de abogado del diablo y plantear mis objeciones a nuestro articulista de El Catoblepas. Hay cosas que no terminan de estar claras para mí a juzgar por los hechos transcurridos durante el siglo XX a propósito de la fundación del Estado de Israel.

Me gustaría que me indicase qué afirmaciones que vienen a continuación son verdaderas o falsas y que se discutiera a partir de lo que voy a exponer.

El conflicto de Palestina empezó a principios del siglo XX, cuando se planteó la reivindicación sionista, es decir, nacionaljudía, de Palestina y se emprendió una colonización organizada del país por inmigrantes judíos. Los sionistas pretendían crear allí un Estado que «debe ser tan judío como Inglaterra es inglesa», según palabras del después presidente de Israel y antes presidente durante muchos años de la Organización Sionista Mundial, Chaim Weitzmann.

El propósito de crear tal Estado era ya peculiar, porque la población judía que debía alcanzar su independencia nacional en él no se hallaba en el lugar de la pretendida fundación estatal. Había que inventar el Estado judío. Ocurría que Palestina ya estaba habitada previamente. Desde un principio los árabes que habitaban en Palestina iban a constituir un obstáculo a la pretensión sionista de crear un Estado judío en virtud de su mera presencia física en el lugar.
El proyecto sionista de establecer la soberanía judía en Palestina cambió también la relación de los judíos asentados ya allí con respecto a los árabes mayoritarios. La consecuencia de la pretensión de crear en este territorio un Estado nacional judío sería que la población árabe existente quedaría en minoría. Ninguno de los grupos establecidos en el lugar, y mucho menos una mayoría arraigada desde hacía muchos siglos en el país, como la población árabe de Palestina, podía someterse voluntariamente a semejante proyecto. Y menos aún cuando, como en Palestina, la población inmigrante tenía que apropiarse, como premisa de la creación de una mayoría, de las condiciones materiales para la fundación del Estado nacional judío. Se trataba, sobre todo, del suelo, del territorio en el que se levantaría el Estado nacional. Para consagrar este suelo como posterior territorio israelí, había que ocuparlo inmediatamente con judíos. Pues sólo la colonización con hombres del grupo nacional garantizaba que el suelo de palestina pudiera transformarse en un territorio israelí habitado por personas de nacionalidad judía. Si no se lograra, la nacionalidad judía podría tener entonces el poder estatal en sus manos, pero este poder se vería en entredicho una y otra vez al seguir aferradas al suelo las personas de nacionalidad árabe y negar con su mera presencia el pretendido carácter judío del Estado.
La compra y colonización del suelo eran, pues, desde un principio las condiciones para la creación de un Estado nacional judío en Palestina. Pero de este modo se determinaba ya la forma en que iba a transcurrir el conflicto: había que vincular al suelo colonos judíos y había que impedir que ese suelo pudiera ser comprado de nuevo por los árabes. Esto se consiguió sobre todo, haciendo que la organización sionista para la compra de tierras, el Keren Kayemeth Leisrael (KKL) prohibiera expresamente a los judíos enajenar el suelo adquirido. Se convierte en propiedad nacional. Esta reglamentación mantiene su validez jurídica en el actual Estado de Israel si no me equivoco.

Según Menahem Usshiskin, destacado sionista y antiguo director del fondo de tierras, el KKL, hay tres posibilidades de adquirir tierras: «Por la fuerza, esto es, por la conquista bélica, o dicho en otros términos, robándoselas a sus propietarios; por compra forzosa, es decir, por incautación de la propiedad del suelo recurriendo a la fuerza del Estado; y, finalmente, por compra con el consentimiento del propietario. ¿Cuál de estas posibilidades está a nuestro alcance? El primer camino no es viable, carecemos de poder suficiente para ello. Esto significa que debemos tomar el segundo y el tercer camino». Antes de la fundación del Estado de Israel, hasta el año 1947, la organización sionista había adquirido solamente 1734000 dunam, o el 6,6% del suelo palestino.
Estas leyes que prohíben la enajenación del suelo judío hacia los no judíos siguen en vigor actualmente.

Otro punto importante es la creación de la central sindical sionista, la Histadrut. Sólo aceptaba trabajadores judíos. Zvi Sussmann califica esto de «discriminación institucional».

Un destacado dirigente socialista sionista afirma lo siguiente «Tuve que discutir con mis amigos sobre el socialismo judío (en Palestina), tuve que defender el hecho de que no se aceptase a ningún árabe en mi sindicato, la Histadrut; de que vigilásemos las plantaciones fruteras para evitar que los trabajadores árabes encontrasen trabajo; de que echásemos gasolina en los tomates árabes; de que atacásemos a las mujeres judías y destruyésemos los huevos árabes que habían comprado; de que saludásemos alborozados los fondos nacionales judíos que enviaba Hankin (un comprador de tierras sionistas) a Beirut para comprar la tierra de los terratenientes ausentes y expulsar de ella a los fellagas árabes; de que estuviese permitido comprar miles de dunam a los árabes, pero prohibido vender un solo dunam judío a un árabe... No era nada fácil explicar todo esto». Creo que hoy en 2003 sigue sin resultar fácil el explicarlo o el justificarlo.

Israel no puede librarse de este pecado original ligado a su nacimiento por las siguientes razones: Israel no se considera el Estado de sus ciudadanos, es decir, el Estado de los judíos y árabes que viven en él, sino el Estado judío, el Estado de los judíos, del pueblo judío, que en su inmensa mayoría no vive en el país.

A esto se suma otro factor que hace obligatoria la ocupación de tierras en Israel: pese a la creación del Estado israelí, el Estado judío, con su minoría árabe de un 17% aproximadamente, carece de fronteras fijas, de un territorio definido, en una región que tiene un carácter marcadamente árabe.

Los privilegios constitucionales de los inmigrantes judíos y de su población judía como tal significan de por sí una discriminación de los ciudadanos árabes de Israel y suponen un rechazo estructural del principio de igualdad ante la ley de los ciudadanos, tal como se presupone en una democracia burguesa.

Con la confiscación de tierras árabes se pretende dividir las zonas homogéneas de colonización árabe mediante la instalación de asentamientos judíos.

La resistencia de la población árabe a estas confiscaciones llevó el 30 de marzo de 1976 a huelgas generalizadas y boicots que las autoridades israelíes reprimieron sangrientamente. La fecha, conocida desde entonces como el «Día del Suelo», marcó un hito para los árabes de Israel, que hasta ese momento reivindicaban el reconocimiento pleno como ciudadanos israelíes: desde entonces se conciben sobre todo como palestinos.

Por todo lo anteriormente expuesto quisiera que nuestro colega D. Gustavo D. Perednik desmintiera o confirmara tales afirmaciones desfavorables para la causa judía. Quisiera creer que todo lo anteriormente expuesto es falso y que Israel tiene razón, pero si no es así, debemos ser escépticos y admitir que algunas veces Israel tiene razón y que otras no es así.
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Como han visto, es un texto respetuoso, aparentemente bien fundamentado y con criticas concretas. Veamos entonces la respuesta de Gustavo D. Perednik:

La verdadera pregunta y sus respuestas
Gustavo D. Perednik
Respuesta a las dudas que sobre Israel formula Felipe Giménez

La verdadera pregunta

Con mucha altura Felipe Giménez Pérez ha planteado dudas que representan a una buena parte de la opinión pública europea. Me permito responderlas desde un análisis de su perspectiva.
Me resulta útil comenzar agradeciendo la bienvenida que me dio Fernando Genovés en su columna, porque me sorprendió su conjetura de que la voz judía podría suponerse harto presente en España. De mis frecuentes visitas y conferencias en este país, mi impresión es diametralmente opuesta. La voz que impregna los medios españoles, su vida cultural y su «corrección política» no es la judía sino precisamente la antijudía. Rara vez puede leerse o escucharse en medios masivos españoles una palabra comprensiva de Israel.
Esa influencia también se percibe en el texto de Giménez Pérez, a pesar de su visible buena disposición para con el pueblo judío, y a pesar de que atenúa sus cuestionamientos presentándolos como los del «abogado del diablo».
Sin embargo, para hallar la injusticia de sus argumentos, basta con ponerlos en un plano relativo. Israel no es una entelequia ni un concepto abstracto. Es un Estado, uno de los casi doscientos de este planeta, pero curiosamente el único al que persistentemente se le revisa el «pecado original» de su concepción, como si el resto de los doscientos países hubieran sido paridos virginalmente.

Seamos directos: ¿Hay algún país que no padezca pecados originales? ¿La expoliación de España en las Américas, o el robo de las tierras a los indios americanos por parte de todos los modernos Estados de América, no son pecados? El comportamiento colonial de los países europeos en el Tercer Mundo, que les permitió acumular las fortunas que los hicieron poderosos, ¿no son pecados?

¿Cómo han nacido Jordania o Arabia Saudita? ¿No son creaciones pecaminosas de los imperios modernos? ¿Ha revisado el autor los orígenes de los otros Estados, acompañados en general por agresiones e injusticias?

¿Por qué está Europa empeñada en hurgar solamente los pecados de Israel, un diminuto país que, a diferencia de todos los demás pecadores, era indispensable para salvar millones de vidas de las garras europeas? ¿No cabe preguntarse por qué los defectos de Israel son magnificados con lupas y las vilezas de sus enemigos (y del mundo entero) son salteadas o aun aprobadas?

La respuesta

Los europeos tienden a creer que el motivo de su enfermiza obsesión con Israel es su humana solidaridad con el oprimido pueblo palestino. Pero esa fingida solidaridad tiene un doble mentís. Primeramente, que de entre centenares de pueblos carentes, sólo los palestinos despiertan la solidaridad europea. Segundamente, que toda vez que los palestinos sufren por culpa de otros regímenes (Jordania, Kuwait, Arafat) no hay protestas ni lamentaciones. Sólo cuando puede acusarse a Israel (aun indirectamente, como en el caso de Sabra y Shatila) hay furibunda empatía.

El núcleo de la verdad es que Europa necesita repetirse a sí misma que Israel es victimario. Así aplaca sus propias culpas por la inmisericorde destrucción del pueblo judío que viene perpetrando durante siglos.

Por ello nos acusan siempre. Por ello Giménez, aun con buena voluntad, no puede superar la necesidad de inspeccionar en Israel (y sólo en Israel) para revelar pecados de nacimiento.

No hay creaciones humanas perfectas; Israel tampoco lo es. Pero cuando de los doscientos Estados a disposición para el análisis crítico, Europa concentra su cuestionamiento privativamente en la legitimidad de Israel, sus preocupaciones morales resultan sospechosas. Vamos a los hechos.

La tierra de Israel fue independiente sólo cuando la poseyó el pueblo hebreo. Este fue despojado de su tierra por la fuerza, y nunca renunció a ella. No existe otro pueblo que haya mantenido por su tierra una incesante fidelidad de más de tres milenios. Y presencia constante. Siempre hubo comunidades de judíos en Israel, aun en los largos períodos durante los que los imperios de turno lo habían prohibido expresa y estrictamente. Importantes comunidades se restablecieron en Jerusalén y en Tiberíades desde el siglo noveno.
El sionismo, como aspiración de retorno y de reparar una injusticia histórica, es milenario. Lo expresaron tanto judíos religiosos (Maimónides o Najmánides, quien se radicó en Israel en el siglo XIII) como irreligiosos como Baruj Spinoza, quien en 1670 declaraba que los judíos recuperarían Israel.

Lo que se produjo en el siglo XIX fue la politización del sionismo, tal como le ocurrió al resto de los movimientos nacionales (aunque en el caso de los judíos acuciaba la urgencia de una solución a su problema nacional, ya que la incansable crueldad europea arreció con mayor fuerza y saña). La urgencia del pueblo judío por recuperar su tierra fue una carrera contra el tiempo... en la que llegó tarde.

Y destaquemos que aunque el pueblo judío era consciente de sus derechos históricos sobre toda la tierra de Israel, siempre estuvo dispuesto a contentarse con sólo una pequeña parte de ella. Estuvo listo a recuperar con alivio aunque más no fuera un territorio cien veces más pequeño que España, un rinconcito en este planeta al que poder volver a llamar finalmente patria, y dejar de ser perseguido. Renunciaba al todo para lograr un poco, por la premura que imponía que miles y miles de judíos fueran asesinados. El nadir de su martirologio llegó en la Segunda Guerra Mundial, cuando uno de cada tres judíos fue asesinado.

Me pregunto: ¿No es este todo esto suficiente para despertar mayor comprensión para con los «pecados» de Israel, para mirarlos con menor rigor del que aplicamos a los pecados de todos los demás países del orbe?

Agréguese que desde el comienzo la idea fija de Israel fue tender una y otra vez su mano de paz a los árabes. Se cansó de proponerles por todos los medios, hacer juntos del desierto un vergel, construir una tierra cuya prosperidad iba a beneficiar a los dos pueblos. Algunos de los árabes, respondieron al llamado. El Emir Feisal de Hejaz firmó en 1919 un tratado con la Organización Sionista Mundial, que preveía la convivencia en paz de los dos pueblos en un Estado hebreo renacido que traería beneficios a sus ciudadanos de todas las etnias y religiones. Pero el sufrido pueblo árabe terminó una vez cayendo presa de los líderes más fanáticos y sanguinarios, y las voces de los que deseaban crear en paz, fueron ahogadas en sangre.

La verdad demográfica

Vayamos a las cifras, que son la preocupación fundamental del texto de Giménez, y el núcleo de la deliberada ignorancia europea sobre la cuestión. Los diversos imperios que la gobernaron les habían prohibido a los judíos regresar a Palestina, porque sólo ellos tenían aspiraciones independentistas en el territorio. Cuando a pesar de las trabas, los judíos revivieron su audacia y comenzaron a regresar a la tierra de Israel en gran escala (1882) moraban allí (junto a algunos miles de judíos) unos doscientos mil árabes. Éstos no tenían ni identidad nacional ni cultura distintivas. Apenas vieron asomar los primeros frutos de la inmigración israelita, los empobrecidos árabes de los países vecinos respondieron a la obra creadora del sionismo: comenzaron ellos también a encaminarse a la entonces Palestina, precisamente porque el arribo de los judíos traía nuevas opciones de trabajo. No había pueblo palestino. No lo hubo hasta bien entrado el siglo XX.

Hasta hoy mismo puede verse en la práctica los beneficios que a los árabes les trajo el renacimiento de la patria hebrea. Es irrefutable que los árabes gozan de mayor prosperidad en Israel que en cualquier país árabe. Y no hablo sólo de nivel económico o cultural. En Israel hay parlamentarios palestinos, jueces palestinos que actúan sin temor, partidos políticos palestinos, diarios y radios. De hecho, es el único país del mundo en donde árabes como grupo exhiben tanta libertad. En ningún país árabe pueden ejercerla.

¿Que la situación podría mejorar? Por supuesto. Pero comenzar por criticar a Israel para que se corrija, y omitir las flagrantes violaciones de derechos humanos en el resto del mundo, sobre todo en el mundo de los enemigos de Israel, es a todas luces sospechoso. Resulta de una acendrada obsesión contra lo judío. Contra la cultura judía, la vitalidad judía, el país judío. Saltear ese dato no mejora la situación.

Los judíos no despojaron a ningún pueblo. La mayor parte de la tierra era estatal. Y el Estado moderno, eran los imperios otomano y británico. Los judíos vinieron a trabajar la tierra, no a desposeer a nadie. Construyeron sus kibutzim, sus aldeas colectivas, su agricultura de avanzada, sus universidades. De todo ello se vieron beneficiados también los árabes, a quienes sus líderes ofrecían sólo las alternativas de bombas, muerte y odio.

El conflicto de Palestina no comienza con la llegada de los judíos, como arguye Giménez Pérez, sino con el rechazo de los líderes árabes.

La guerra la desata el agresor. Esos mismos líderes nefastos que no se opusieron al imperio colonial, sí descargaron su ira contra un puñado de necesitados que venían a trabajar el desierto porque en Europa los trataban como un virus, y porque sabían que esa tierra les pertenecía por legítimo derecho histórico. Y Europa alentaba al agresor.

El tema central

El conflicto del Medio Oriente es la historia de una violencia terrorista que tiene un perpetrador muy concreto. Una guerra entre una parte que fue agredida desde el comienzo y se defiende como puede, y está dispuesta a renunciar a algunos de sus derechos en aras de la paz, y la otra intransigente que mata sin discriminación y celebra aun el asesinato de niños.

Por supuesto que la parte agredida comete y cometió errores. Bien concluye Giménez con que Israel no siempre tiene razón. Nadie tiene siempre razón. Pero uno no debería comenzar a juzgar una situación por medio de ensañarse con la víctima.

Ignoro quién es el autor judío al que cita Giménez. Como pertenezco a un pueblo democrático, estoy habituado a que abunden escritos de judíos desde todas las posiciones imaginables. Pero en rigor habla muy bien del sionismo que cuando se deban mencionar ejemplos reales (y no mitos) de la vileza de Israel, lo que se traiga a la memoria es que había inmigrantes judíos que rompían huevos y envenenaban tomates.

En funesto contraste, el movimiento nacional árabe-palestino, apuntó y apunta deliberadamente a matar mujeres y niños. Se alió con Hitler. Fue iracundo. Exaltaba la lucha genocida del fundamentalismo islámico (que es una forma violenta de expansión imperialista).

No hay países perfectos. Pero a Israel le asiste la razón de ser la víctima de regímenes atroces.

Y a la mayoría de los españoles (Felipe Giménez incluido, aun como «abogado del diablo») les cabe el pecado original de buscar con lupa las fallas de Israel y saltear los horrores que perpetran sus enemigos, que es un modo de alentarlos en su embate genocida. Y de azuzarlos con el mito del «pueblo despojado» que es moneda corriente en Europa.

Giménez señala la discriminación insita en la Ley de Retorno israelí, que privilegia la inmigración judía por sobre la no-judía. Otra vez, establezcamos una perspectiva relativa. ¿Hay algún país en el mundo que no ejerza esa discriminación? Si yo quisiera inmigrar a España ¿no me facilitaría mis derechos descubrirme nieto de españoles? Del mismo modo, ser judío significa para Israel ser descendiente de los poseedores de esta tierra. Que el momento de esa posesión haya sido remoto, no debilita el reclamo histórico: lo fortalece. No se trata de que hace dos mil años los judíos poseyeron Judea, sino que durante dos mil años fueron el único pueblo en reclamarla como propia.

Otra vez, Giménez menciona las leyes de propiedad de tierra en Israel, que determina que nadie es verdadero propietario de la tierra, sino el ente de forestación. Son leyes muy humanistas que han permitido hacer del desierto un oasis agricultor. Pero Giménez no se detiene en logros sino en pecados. En contraste, no ha revisado las leyes de tierras de ningún otro país. Se habría enterado que la ley de Jordania (uno de los más moderados de entre las naciones árabes) pena explícitamente con la muerte a quien venda tierra a judíos. Habría descubierto que los judíos tienen expresamente prohibida la entrada a Arabia Saudita y a otros países, aun como turistas. ¿Por qué entonces poner el dedo acusador contra Israel? ¿No puede reconocerse aquí nuevamente la obsesión europea?

Preveo a algunos de mis contradictores, que espero mantengan la altura de Giménez. Me espetarán que eludo el tema. Que lo que se espera de mí es que explique a Israel, no que muestre cuán feo es el mundo. Pero ése es el quid. No me avengo a que Israel siempre deba explicarse y defenderse desde el banquillo de los acusados. Que la Bélgica que arrasó el Congo, la que ni siquiera juzgó a sus criminales nazis, en este mundo de ayatolas y tiranos, haya elegido para incriminar sólo al Primer Ministro judío. Que la cínica Europa acuse, e Israel siempre deba defenderse. Pues no lo acepto.

Me recuerda a un rector universitario que en la década del veinte sugirió que se redujera el número de judíos admitidos a la universidad, debido a que «se copian en los exámenes». Cuando alguien le replicó que los cristianos también se copian, el rector se despachó impávidamente: «¡No me cambie el tema! Estamos hablando de los judíos».
Bueno, amigo Giménez, permítaseme cambiar el tema.

viernes, enero 12, 2007

El Yihad

Tuve la suerte de encontrarme con este texto en una web llamada Islam para Todos. El texto basicamente habla del concepto de Yihad y aquí se puede ver claramente la trasgiversación (voluntaria o involuntaria) que se efectúa. Digo trasgiversación porque mas allá de lo que el concepto de yihad implique para el Islam, el texto no puede estar mas alejado de la realidad en lo que se refiere a conexión con el mundo real. Describe un Islám que no existe, y el analisis de las palabras aquí vertidas muestra que éstas no resisten ninguna contrastación con lo que ocurre en los Estados Islámicos en general.
Hasta que no se reconozca de los propios medios islámicos que indudablemente existe un problema con el fundamentalismo islámico, entonces poco se podrá solucionar.
Aquí les dejo el texto con comentarios míos entre corchetes y con un BP antepuesto y en rojo, así [BP: comentario de ejemplo]


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EL YIHAD
La palabra Yihad significa "esfuerzo, lucha", y es el fundamento mismo del Islam. Algunos autores lo consideran el sexto pilar, pero en realidad es el cimiento sobre el que se asienta todo el Din. Al contrario de la mentalidad imperante que entiende la religión en términos de paz espiritual, el Islam propone la acción como vía hacia la realización a los que aspira. El mito de la paz espiritual tiene su historia. Cuando Ghandi predica su credo de la no-violencia introduce en Occidente el ideal de la religiosidad oriental basada en un concepto pasivo de renuncia a todo lo mundanal. Esto sirve, sin lugar a dudas, a los objetivos del Imperialismo. [BP: llama la atención que el Islam ha logrado aliarse con sectores de izquierda y marxistas, que deberían ver en el Islam un "opio del pueblo", unicamente mediante la manipulación del lenguaje. Hablando de Imperialismo, Colonialismo, etc., logran acercarse a grupos con los que teóricamente no debieran compartir ninguna lucha.] Algo parecido ya había sido ensayado durante siglos por la propia Iglesia cristiana, pero sin convicción alguna, debido a su propia historia. Se intentó convencer de lo mismo a los musulmanes insistiendo sobre su proverbial fatalismo, tan conveniente en momentos en los que eran sometidos a toda suerte humillaciones. Se lleva al paroxismo del mito la figura de Ghandi: gracias a su política de no-acción y no-violencia, habría logrado la independencia de su país, liberándolo de las garras inglesas. Es mentira. Llevaban los musulmanes siglos luchando contra la dominación británica en la India hasta agotarla. Pero le interesaba más a las autoridades coloniales entregar el país a un "pacifista", asegurándose de este modo la lealtad y obediencia de la ex-colonia. Lo mismo se haría en todos los territorios, prácticamente todo el mundo, ocupado por los europeos. El mito convenció fundamentalmente a los propios occidentales, que empezaron a mirar con admiración hacia un Oriente ancestral donde aún funcionaba la práctica de ofrecer la otra mejilla al enemigo.

El Islam era otra cosa: oponía una resistencia enconada a la ocupación de sus tierras. Ahí donde había musulmanes , el colonialismo conquistaba cada palmo de tierra a base de fuego y sangre, incluso una vez "pacificado" el país, los colonos debían permanentemente estar en alerta. No podían reconocer el origen de ese espíritu de lucha con el que los "indígenas" defendían decididamente sus casas y familias, eran incapaces de comprender qué mecanismos se ponían en marcha aglutinando a pueblos enteros más allá de estructuras organizadas y Estados. Faltos de explicaciones, se justificaron recurriendo al tópico oportuno del sanguinario fanatismo musulmán. [BP: observen de que forma sutil logra el autor descalificar cualquier crítica al evidente y real fundamentalismo islámico. Razona del siguiente modo: "no hay fanatismo en el Islam. Simplemente los Occidentales tienen una incapacidad mental para entendernos, y fruto de esa incapacidad denominan Fanatismo o Fundamentalismo a lo que no pueden explicar..." Perdón, pero efectivamente no puedo explicar a los hombres bomba si no es bajo el epiteto de fundamentalismo. A mí esto me parece fundamentalista. Y esto2, y esto3] Este "análisis" conoció un inmediato triunfo, y legiones de expertos se pusieron a estudiar el fenómeno. Era necesario descubrir las fuentes del problema para atajarlo. Era imprescindible desprestigiar el Islam ante cierto auditorio occidental que empezaba a criticar los genocidios que se perpetraban en nombre de la civilización. El mito de la barbarie musulmana servía a todas las causas: justificaba el fracaso de los misioneros, que no lograban evangelizar a los "testarudos moros"; justificaba las masacres de los militares, que no hacía sino defenderse de tribus salvajes que se negaban a ser pacificadas y recibir los dones de la civilización mundial; tranquilizaba las conciencias en Europa, sobre todo la de sus banqueros. Y había que desacreditar el Islam ante los propios musulmanes, había que desarraigarlos para hacerlos inofensivos. Se insistió hasta la saciedad en lo del fanatismo, y toda la historia del Islam fue interpretada bajo la luz de esa clave. [BP: ¿entonces concluímos que el fanatismo islámico no existe y que es todo un invento de Occidente?]
Había que explicar, entre otras cosas, cómo había podido difundirse el Islam entre pueblos tan distintos. Sólo la sed de sangre, connatural al Islam, arrastrando en pos de sí a naciones bárbaras deseosas de botín, pudo reclutar ejércitos con los que conquistar el mundo. El triunfo se debió a la crueldad, el asesinato y la humillación. Los vencidos se hacían musulmanes bajo terribles presiones o para librarse del pago de impuestos. Es suficiente leer cualquier manual de uso en las escuelas para descubrir la pervivencia de estas tonterías. En estas creencias hemos sido educados. El Islam es sinónimo de "Guerra Santa".... [BP: si rechazas la hipotesis de que el Islam se expandio mediante la guerra, sería bueno que se proponga una hipotesis alternativa acerca de como se ha logrado semejante espectacular expansión del Islam. Por otra parte, en una actitud paranoide hace parecer que la explicación que se le da a la expansión del Islam sea una argumentación que se aplica sólo al Islam, cuando en realidad todos sabemos que el cristianismo se expandió en algunos momentos de una forma similar: cruzadas, conversiones forzosas, expulsiones, inquisición, evangelización de pueblos aborigenes americanos, etc.]
Lo que sucede en realidad, lo que está en el trasfondo de todo, es que la incomprensión y el interés funcionan creando mentiras a las que aferrarse. El Yihad, núcleo central del Islam, se transforma en el mayor de los peligros. No pudiendo ser interpretado según los modelos asumidos como propios de la espiritualidad, es frontalmente combatido. A los musulmanes, cuando se defienden, se les acusa de agresividad, terrorismo y violencia, y como el Islam les ha inculcado esa necesidad imperiosa de rechazar las imposiciones, es el responsable directo del fanatismo que impide a los "nativos" absorber la única civilización posible, Occidente. [BP: nadie habla de absorver o asimilarse. Si de ser tolerante, saber convivir y coexistir. No es mucho, pero a algunos les parece demasiado. Ver aquí1, aquí2 y aquí3.] Hay tanta hipocresía en esto que es difícil analizarlo con sangre fría: ¿Cómo aceptar sin más los crímenes que se han cometido tras el escaparate de la bondad europea? Se ha masacrado a pueblos y después se ha dicho, claro, que eran unos salvajes. [BP: esto es verdad, pero eso no implica que muchas de las practicas (atención: digo practicas en referencia a la forma en que se practican, no es algo intrinseco al Islam) islámicas actuales son efectivamente incompatibles con los Derechos Humanos y pueden ser calificadas como "salvajadas".]

El Yihad es la respuesta del Islam a todo intento de someter a los musulmanes a cualquier esclavitud. [BP: que me dices de ésta esclavitud? Las mujeres en el mundo islámico gozan de muy escasas libertades. Ni hablar de los homosexuales. ¿Y que tal con la Yihad que efectúan los musulmanes shiitas contra los sunnitas, y viceversa?] Es el esfuerzo individual y colectivo que debe emprenderse contra las agresiones. El Islam entiende que la vida y la dignidad están por encima de todo, y deben ser defendidas como causa que se antepone a todos los intereses. [BP: ¿y entonces por qué la Shahada (el terrorismo suicida) esta instigado desde las Mezquitas? ¿Por que tanta cultura instigando al suicidio, camuflandolo de "martirio"? He aquí la respuesta fundamentalista islámica al tema "Give Peace a Chance" de Lennon] El Yihad tiene un valor supremo: cuando un musulmán lucha por su tierra, está luchando por Allah; cuando combate por su gente, está haciendo un "préstamo" a causa de todos los oprimidos : la injusticia es enemiga del Din, cualquiera que sea su forma. El tirano es el verdadero Taghut, el ídolo a combatir, el demonio contra el que se ejerce el exorcismo del Yihad. Esto, que puede parecer ideal, es una constante en la historia del Islam.

Los musulmanes aspiran al Salam, a la paz que es esencia del Islam. El Salam no es la propuesta de un pacifismo hipócrita. El pacifismo que predica Occidente, por sanas que sean las intenciones de la gente normal, es todo menos un verdadero deseo de diálogo entre las culturas; es un arma arrojadiza con la que se exige a los pueblos del tercer mundo la más absoluta de las sumisiones. [BP: nuevamente, mezclando pacifismo, guerra y tercermundismo consigue confundir a alguna izquierda que hace tiempo perdió el rumbo. Se llama manipulación del lenguaje.]
En la actualidad, el Islam sufre el ataque de enemigos emboscados en muchos frentes: el peor es el de los Estados surgidos tras las independencias formales, Estados concebidos para ejercer el mismo papel coercitivo contra los pueblos musulmanes y servir a intereses extranjeros [BP: otra buena forma de mezclar. Tomando como referencia el analisis marxista del Estado, que concibe al Estado como un instrumento de clase, trasgiversa nuevamente los significados y lo vuelve al Estado como un instrumento anti-musulmán. Aparte del comentario xenofobico de los "intereses extranjeros", ignora el hecho de que todos los Estados Musulmanes surgieron recientemente tras independencias formales (me pregunto: ¿qué Estado no surgió tras una indepenencia formal?). ¿Serán estos Estados Musulmanes instrumentos coercitivos contra el mismo pueblo musulmán? Yo creo que sí, pero no creo que haya sido la intención del autor llegar a esa conclusión]. El Islam estará siempre fuera de los mecanismos que Occidente invente para dominar a los seres humanos. Eso es lo que es connatural y por ello el Yihad formará parte del entresijo más íntimo de los musulmanes. Esa rebeldía brota de modo natural de la idea clara de que Allah es Uno y sólo Él es el Señor de los Mundos. [BP: el judaísmo y el cristianismo también son monoteístas. En el judaísmo está casi la misma frase: "Adonai Eloeinu, Adonai Ejad" (Dios es nuestro Rey, Dios es Uno). No veo que tenga que ver esa "idea clara" del monoteísmo con el hecho de que solamente en el Islam hoy en día se practica la yihad y se justifican centenares de atrocidades en nombre de Allah] La esclavitud, la indignidad, son contrarios a la aspiración del que sabe que sólo Al.lah es más Grande. El Islam enseña un igualitarismo que se basa en una concepción de la existencia y no en un discurso demagógico.

No sin razón, se ha afirmado que los musulmanes son radicalmente tolerantes hasta la ingenuidad. [BP: y he aquí los ejemplos: link1, link2, link3, link4, link5, link6, link7 y podría seguir por años con muestras de la "tolerancia hasta la ingenuidad" del mundo islámico...] El Islam siempre ha sido una cultura abierta, pronta a recibir las aportaciones de la humanidad entera. Esta actitud está fuertemente enraizada en la personalidad de cada pueblo musulmán. Es suficiente con pasear por un zoco para detectar esa realidad. El Islam, ya lo hemos repetido, es un lugar de encuentros, no una religión ni un dogma [BP: ah... mirá vos. Ahora el Islam es un Club Social, no es una religión, no es un dogma. Pues cuentenselo a los muchachos de Hamás, a ver si abandonan esa idea del Waqf Islámico... hablando de dogmatismos] ; es una inspiración expresada por el Corán mismo que invita a las gentes a hermanarse en lo que les es común, la libertad en Allah. Esa libertad tiene su garante en el Yihad, entendido como esfuerzo por superar las barreras que constriñen al ser humano. Por ello, es multiforme. Muhammad (S.A.S.) hablaba de los dos combates que debe emprender cada musulmán. A uno lo llamaba Yihad menor, que consiste en luchar contra los ídolos, las falsedades que reducen al hombre a la miseria. Al otro lo llamaba Yihad mayor, que es el afán por superarse, la conquista de la libertad en lo más íntimo de la propia personalidad [BP: ¿si es de su personalidad, no sería una lucha interna, dentro del alma de uno mismo? ¿Hace falta un Kalashnikov para ese tipo de lucha?]. Y también enseñaba que esas luchas no tienen techo, que siempre habría alguna mentira que derribar, porque lo radicalmente humano es la acción, la vida como movimiento continuo, el trasiego como finalidad en sí mismo, el trabajo como satisfacción en que el hombre trasciende todos los límites y se alza sobre todos los muros y divisa el espacio infinito del que lo ha creado y del que ha brotado.
Hisham Arquero "Acerca del Islam"
 
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