Dispongo de poco tiempo, mucho laburo, mucho viaje y poco tiempo de leer 3 periodicos y varios blogs sobre Medio Oriente.
En cambio recomiendo los siguientes artículos que me han llegado por diversas fuentes:
Marcelo Kisilevsky clarifica algunas cuestiones respecto de la situación en Gaza en su artículo titulado "Separando algunos tantos". Básicamente se plantea cuatro cuestiones:
1) Pacifismo vs. Pasividad
2) Estado de guerra vs. Estado de Paz
3) Palestinos nacionalistas vs. Palestinos Fundamentalistas
4) Derechos Humanos vs. Relativismo Cultural
En otro artículo bueno, Ariel Dumas responde algunas preguntas sobre la situación en Gaza y sobre qué se entiende por "fuerza desproporcionada"
Finalmente, en La Nación (periódico argentino) salió una entrevista con un argentino-israelí que además es lider comunitario en Israel, representando posturas de izquierda. Siempre es muy interesante la opinión que pueda brindar una persona desde la zona de fuego.
Buena Prensa, Buen Mundo y por un 2009 con paz en serio y no treguas truchas!
miércoles, diciembre 31, 2008
domingo, diciembre 21, 2008
El derecho a un Estado
Uno de los argumentos más escuchados últimamente es que Israel es un “mal país”, y que por ende está bien que sea destruido. Más allá de que queda pendiente la cuestión de quien, como y por qué será destruido, resulta interesante destacar un par de cuestiones de la lógica subyacente a este argumento.
En primer lugar, se levanta un calificativo de Israel como país: “Es un mal país. Sentencia final, no se discute más. Roja y afuera! A las duchas!”. Sin embargo, en ningún momento se explicitan los criterios de evaluación. Relacionado con esto, pero más importante aún, tampoco se realizan evaluaciones del resto de los países. Si así se hiciera, se llegaría a la conclusión de que, si acordamos que Israel es mal país, muchísimos países entrarían en la categoría de malos países. Todos los países africanos, casi todos los países latinoamericanos, todos los países árabes, todos los estados islámicos, varias potencias mundiales y muchos estados europeos, sin mencionar buena parte del bloque de la ex Unión Soviética. La única conclusión que se puede sacar de este primer punto, es que a Israel se lo mide con estándares metafísicos. Ciertamente Israel no es el “Faro de las Naciones”, creo que simplemente es una linterna. Pero no por eso se va a abogar su destrucción. Si hay que destruir todos los países que no son un “Faro de las Naciones”, pues no creo que exista país que sobreviva. Pero cierto… estas reglas aplican solo para Israel. Israel es especial, piensan tanto los ultra-sionistas como los antisionistas. Pues no, lamento informar: Israel es un país como cualquier otro. Es otra nación más inserta en este sistema capitalista, y como cualquier Estado tiene elites, tiene injusticias, tiene cosas buenas, tiene cosas malas.
Y aquí me quiero detener en una segunda cuestión. El razonamiento de que “Israel es un mal país y por ende está bien que sea destruido” tiene como elemento subyacente el supuesto de que los países tienen que hacer “mérito” para existir. Ya no es cuestión de derechos de los pueblos, sino cuestión de méritos, de hacer aportes al mundo. Bajo este razonamiento, Israel tendría que probar que es un país “suficientemente bueno” como para existir. Que hizo los deberes, que se portó bien, que trajo cosas buenas al mundo. Que si bien no llega a “faro”, quizás si a “farol”. Esta lógica de meritocracia para la existencia de los países se aplica únicamente a Israel. ¿Acaso alguien se plantea que aportes a la humanidad trajo Argentina? No. Simplemente se acepta que Argentina existe. Y con todas las importantísimas fallas, miserias y errores que tiene mi país, la Republica Argentina.
Resumiendo, la lógica de que Israel debe dejar de existir porque es un “mal país” tiene una serie de errores:
1) No existen criterios de evaluación para calificar a un país como malo o bueno.
2) Si existieran, debería ser aplicado el mismo criterio a todos los países, hacer un ranking y proponer la destrucción de aquellos que no califican. Obviamente, en el mejor de los casos quedarían en pié solamente un par de países.
3) La lógica basada en los méritos para que exista un país no se aplicó ni se aplica jamás a ningún país. Al igual que lo postulado en 2), si se aplicara pocos países obtendrían méritos suficientes como para justificar su existencia. La meritocracia solo se aplica a Israel, y usualmente se le pone como estándares a alcanzar medidas metafísicas inalcanzables como ser un “Faro entre las Naciones”.
Los criterios para que los países existan son históricos, son derechos adquiridos por los pueblos durante siglos de luchas internas y externas. No es cuestión de mérito que Francia tenga las fronteras que tiene, o que Rusia sea tan grande, o que USA vaya de costa a costa. No es cuestión de mérito que Argentina no termine en el Río Salado, sino cuestión de luchas históricas. Nadie cuestiona seriamente las fronteras de Argentina, Francia, España o Brasil. Tampoco nadie cuestiona la existencia de estos Estados, por más barbaridades que hayan cometido en el pasado, por más barbaridades que cometen en el presente y, permítanme hacer clarividencia, por más barbaridades que seguramente cometerán en el futuro.
Entonces permítanme ser ecuánime: ¿si no se cuestiona el derecho de existir de estos Estados: por que cuestionar el derecho a existir de Israel? Permítanme también un poco de suspicacia: ¿Por qué, de todos los países defectuosos que existen en el mundo, sólo se pide la destrucción del Estado de los Judíos, del Judío de los Estados…. Israel?
En primer lugar, se levanta un calificativo de Israel como país: “Es un mal país. Sentencia final, no se discute más. Roja y afuera! A las duchas!”. Sin embargo, en ningún momento se explicitan los criterios de evaluación. Relacionado con esto, pero más importante aún, tampoco se realizan evaluaciones del resto de los países. Si así se hiciera, se llegaría a la conclusión de que, si acordamos que Israel es mal país, muchísimos países entrarían en la categoría de malos países. Todos los países africanos, casi todos los países latinoamericanos, todos los países árabes, todos los estados islámicos, varias potencias mundiales y muchos estados europeos, sin mencionar buena parte del bloque de la ex Unión Soviética. La única conclusión que se puede sacar de este primer punto, es que a Israel se lo mide con estándares metafísicos. Ciertamente Israel no es el “Faro de las Naciones”, creo que simplemente es una linterna. Pero no por eso se va a abogar su destrucción. Si hay que destruir todos los países que no son un “Faro de las Naciones”, pues no creo que exista país que sobreviva. Pero cierto… estas reglas aplican solo para Israel. Israel es especial, piensan tanto los ultra-sionistas como los antisionistas. Pues no, lamento informar: Israel es un país como cualquier otro. Es otra nación más inserta en este sistema capitalista, y como cualquier Estado tiene elites, tiene injusticias, tiene cosas buenas, tiene cosas malas.
Y aquí me quiero detener en una segunda cuestión. El razonamiento de que “Israel es un mal país y por ende está bien que sea destruido” tiene como elemento subyacente el supuesto de que los países tienen que hacer “mérito” para existir. Ya no es cuestión de derechos de los pueblos, sino cuestión de méritos, de hacer aportes al mundo. Bajo este razonamiento, Israel tendría que probar que es un país “suficientemente bueno” como para existir. Que hizo los deberes, que se portó bien, que trajo cosas buenas al mundo. Que si bien no llega a “faro”, quizás si a “farol”. Esta lógica de meritocracia para la existencia de los países se aplica únicamente a Israel. ¿Acaso alguien se plantea que aportes a la humanidad trajo Argentina? No. Simplemente se acepta que Argentina existe. Y con todas las importantísimas fallas, miserias y errores que tiene mi país, la Republica Argentina.
Resumiendo, la lógica de que Israel debe dejar de existir porque es un “mal país” tiene una serie de errores:
1) No existen criterios de evaluación para calificar a un país como malo o bueno.
2) Si existieran, debería ser aplicado el mismo criterio a todos los países, hacer un ranking y proponer la destrucción de aquellos que no califican. Obviamente, en el mejor de los casos quedarían en pié solamente un par de países.
3) La lógica basada en los méritos para que exista un país no se aplicó ni se aplica jamás a ningún país. Al igual que lo postulado en 2), si se aplicara pocos países obtendrían méritos suficientes como para justificar su existencia. La meritocracia solo se aplica a Israel, y usualmente se le pone como estándares a alcanzar medidas metafísicas inalcanzables como ser un “Faro entre las Naciones”.
Los criterios para que los países existan son históricos, son derechos adquiridos por los pueblos durante siglos de luchas internas y externas. No es cuestión de mérito que Francia tenga las fronteras que tiene, o que Rusia sea tan grande, o que USA vaya de costa a costa. No es cuestión de mérito que Argentina no termine en el Río Salado, sino cuestión de luchas históricas. Nadie cuestiona seriamente las fronteras de Argentina, Francia, España o Brasil. Tampoco nadie cuestiona la existencia de estos Estados, por más barbaridades que hayan cometido en el pasado, por más barbaridades que cometen en el presente y, permítanme hacer clarividencia, por más barbaridades que seguramente cometerán en el futuro.
Entonces permítanme ser ecuánime: ¿si no se cuestiona el derecho de existir de estos Estados: por que cuestionar el derecho a existir de Israel? Permítanme también un poco de suspicacia: ¿Por qué, de todos los países defectuosos que existen en el mundo, sólo se pide la destrucción del Estado de los Judíos, del Judío de los Estados…. Israel?
Etiquetas:
Antisemitismo,
Israel,
Sionismo
jueves, diciembre 11, 2008
Solidaridad con el Pueblo Palestino
¿Dónde está la solidaridad con el Pueblo Palestino?
¿Dónde están las manifestaciones, las pancartas, las condenas de intelectuales, las editoriales en diarios y noticieros? ¿Dónde están las espontáneas manifestaciones palestinas? ¿Los famosos "actos de resistencia"? ¿Dónde está Saramago y Maruja Torres?
Buena Prensa, Buen Mundo!
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